viernes, setiembre 15, 2006

La nueva Mina, esta vez sin Yanacocha

¿Me imaginan dictando clases de cerámica?

Claro, es que como en el colegio aprendí con el finado Carlos Lama y luego llevé un taller en la Parroquia San Felipe Apóstol, pues estoy capacitado para ser profesor.

¿Creen que soy capaz de ser director de teatro?

Pues claro, si desde chiquito soy un teatrero (¿no papás?). Y encima hice de Pachito en el aniversario del Héctor, y después hasta West Side Story en el Santa María.

Además, me encanta el teatro y desde párvulo me paseo por las salas viendo a los actores desarrollarse sobre las tablas.

Pero….. ¿a qué vienen estas reflexiones?

Pues resulta que acaban de nombrar Directora de la OSN a Mina Maggiolo.

¡Pero qué desastre! Como diría mi buen amigo Víctor Samuel.

Cuando me contaron de la designación no tuve más que condolerme con mi país. La cultura es una basura en este pedazo de tierra latinoamericana.

Lo que me preocupa es que la cultura sigue estando manejada por un grupo de compadres y comadres, y al parecer no tiene muchos visos de cambiar esta situación.

Si la elección de la nueva “directora” es porque me pareció que dirige bien, la pregunta que cabe hacerse es ¿cuáles son los parámetros de evaluación para decir que alguien “dirige bien”.

Según sé, esta “directora” no tiene ni idea de lo que significa un calderón, pues no se da cuenta de su existencia en una partitura y menos alarga el tiempo en el momento de la interpretación. Asimismo, no sabe ni marcar a cuatro y menos hace una indicación en los ensayos.

Si ser director de la Sinfónica Nacional significa pararse delante de la orquesta con la batuta y moverla de un lado a otro, escuchando lo que está sonando, hasta mi pequeño hijo puede ser director entonces, porque al escuchar música mueve las manitos. Eso sí, al ritmo de lo que oye.

Ahora bien, no es sólo el hecho de la designación, sino de la resignación de los maestros de la sinfónica (¿o es que Álvaro Roca Rey ya les metió el miedo y no les dará “panteones” nuevamente?) quienes en una demostración de mediocridad única y generalizada, no alzan la voz. Total, no nos va a exigir mucho, no ves que no sabe….

Si a mí me ponen a un jefe que no siento capaz, pues renuncio de inmediato.

Y, claro, ahora nos llenaremos de más gente bestia que aplaude entre movimiento y movimiento, pues a pesar de haber estado en el Metropolitan, no tienen idea que uno no junta las palmas, al menos, hasta que el director no se de vuelta a mirar al público.

Pero, eso sí, podrán pagar su entrada.

Dios quiera que el compañero presidente empiece a poner los ojos en este tipo de decisiones, pues la idea es dar cultura al país, no embrutecerla.

CARLOS E. MONTALVÁN

1 comentario:

Anónimo dijo...

Amigo:
Has escuchado esa canción de: ay, no no no! las verduras; ay no no no, la cultura; ay no no no, qué lisura!
Si pues! Qué lisura que gente que sólo sabe de verduras sea la que "signe los destinos de la cultura nacional".
Pero tenemos nuestro canto, nuestra profesión hecha a pulso, nuestra alegría de transmitir lo que "sólo algunos elegidos" (Les Luthier dixit)hemos llegado a comprender en su integridad hermosa.
No cejes en tu empeño. Que tu voz se oiga, y que la escuchen los que deben.
Se nota qEres valiente