Me siento compelido a escribir sobre un tema muy espinoso, por la ligereza con que es tratado en todos los medios de comunicación.
Me refiero al matrimonio que se acaba de aceptar en España. El matrimonio con el mismo sexo.
Hasta ahora sólo he podido escuchar posiciones radicales, sin ninguna base más allá que la subjetiva.
Yo soy católico practicante y conocedor de la doctrina de la fe. Pero en el caso de esta ley, no se está permitiendo un matrimonio ante la Iglesia. Es decir, no se está buscando la bendición de Dios para la unión de dos seres que se aman y se complementan en todos los aspectos, no se está buscando bendecir la familia, con los hijos que son la suma de todos los sueños, expectativas y valores que como pareja buscan varón y mujer transmitir.
Es necio entrar a polemizar desde el punto de vista religioso, ya que por un lado es imposible la figura sacramental en una unión de dos seres sexualmente iguales pues no cumplirían el fin último de la unión, que es la procreación (matrimonio tiene su raíz en la palabra matrix que es la “dadora de vida”). Por otro, no se ha validado un sacramento, sino una unión ante la ley.
Debo hacer salvedad aquí, ya que quien lea esto puede ponerse a pensar qué sucede entonces con las parejas heterosexuales que no pueden procrear. ¿Acaso no es matrimonio su unión? ¿Será necesario entonces adoptar? Este es un tema aparte, porque siendo que hay una claridad de funciones, es decir, del varón y de la mujer, y existiendo la necesidad desde la sociedad de abrigar niños abandonados o huérfanos, es moralmente válido el acoger a uno de estos para brindarles una familia, cubriéndose así dos necesidades: la de la pareja y la de los niños. Sin embargo, es polemizable aún el tema.
Retomando el de la unión entre mismos sexos, la figura que se ha aceptado es estrictamente legal. No es mi idea medrar lo que hayan logrado este diez por ciento de la población en el mundo, pero es casi mercantilista la situación. Me explico, una de las demandas es que una vez que cualquiera de la pareja del mismo sexo muera no tiene derecho a heredar.
Si esta es la preocupación, pues lo que debiera hacerse es una excepción de la ley o una interpretación por parte del legislativo.
Si hablamos de discriminación, entonces también existe una discriminación con las relaciones incestuosas: no se pueden casar entre hermanos, ni padres con hijos. Que hagan entonces legal el matrimonio incestuoso. Es simplemente ridículo. No cabe moralmente una unión de dicho estilo.
Si hablamos de tener hijos es ridículo que dos seres del mismo sexo pretendan procrear. Y la manera natural de prolongar la existencia es a través de la unión del pene con la vagina, del espermatozoide con el óvulo. Del varón, con la mujer.
No entraré en el tema del sodomismo, o las relaciones contra natura, ya que esto quitaría objetividad a mi planteamiento. Sin embargo, lo menciono para reflexión del lector y la mía misma.
Estamos ante una crisis social. El matrimonio civil es una figura que va más allá del hecho de la declaratoria de herederos. Es el núcleo de la sociedad, ya que en matrimonio se forma familia.
El problema de todo este asunto está en ese san benito que es la “reivindicación”. Uno de los pedidos que hacen las parejas del mismo sexo es el que se acepte como algo natural, como algo normal. Pregunto yo ¿qué hace que algo sea natural o normal? Desde el punto de vista de estas parejas es el que siempre ha existido.
Pues bien, reivindiquemos el robo, reivindiquemos la prostitución, reivindiquemos la violencia, reivindiquemos la guerra, reivindiquemos todo aquello que siempre ha estado con nosotros. En el caso del Perú reivindiquemos a quienes orinan en la calle, a los malos choferes de combi y a tantos otros personajes y situaciones que están siempre con nosotros. ¿Y por qué?, simple y sencillamente porque siempre han existido y siempre existirán.
Para terminar, quiero hacer una reflexión. Si un homosexual dice que le gustan los varones y a una lesbiana las mujeres, ¿por qué no conforman sus parejas con varones o mujeres y sí con homosexuales y lesbianas?
¿No son ellos quienes se auto discriminan? Es que saben que no son normales, que no son como el otro. Si yo encontré a una mujer maravillosa para casarme, es que primero me identifiqué como varón, con un pene, con testículos, con rol de varón en la vida (que supieron reforzar mis padres) y en ningún momento opté por ser varón. Opté por estudiar comunicaciones, opté por tocar guitarra en lugar de violín. Es impensable eso de la opción sexual. Y tampoco de la orientación, porque venimos al mundo con una carga genética de varón o de mujer. Si esto no es así, es entonces una enfermedad.
Mi esposa, no optó por ser mujer, no optó por tener la capacidad de traer al mundo un hijo maravilloso. Optamos por tenerlo, mas no por tener la capacidad de hacerlo. Optamos por una cesárea y no un alumbramiento vaginal. Optamos por ponerlo en un nido con estimulación temprana y no porque se quede en casa con una empleada.
Se opta por algo que es posible decidir.
Desgraciadamente, hay tantos intereses creados, como el del millón de votos que está ganando Rodríguez Zapatero con esta ley, que vamos siempre a caer en la subjetividad. Y por último, en convertir las decisiones morales en cuánto irá a mi bolsillo.
Ahora sí, que Dios nos alumbre y nos guarde, que desgraciadamente, sigue sin ser una prioridad en la vida del ser humano.
CARLOS MONTALVÁN