lunes, mayo 22, 2006

Un Gigante*

Durante muchos años el Perú ha tenido los medios de comunicación manejados por personas o instancias que han buscado esconder la verdad, o al menos disfrazarla.

El ejemplo más cercano el del Fuji-montesinismo, quienes, comprando a unos a través de condonaciones de deudas financieras y a otros subvencionando publicaciones o pagando publicidad, hicieron de la política romana panem et circens el espectáculo de cada día.

Sin ir muy lejos, durante la dictadura de Velasco -el otro “chino”-, se tomaron los medios asumiendo que la revolución popular debía informar directamente al pueblo revolucionario. Nada menos revolucionario que esconder la verdad, pues al conocerla las bases se conmocionan y a partir de este tifón se revuelve la vida, para construir y comenzar de nuevo.

Ni qué decir de tantos diarios y revistas que vieron la luz un día y fenecieron al siguiente. No voy a citar nombres pues creo suficiente con hacerles recordar los árboles caídos, y a pesar de estar en otoño no necesitamos leña aún.

Es pues un acontecimiento gigante un número como el 800 de la edición de El Amigo. Gigante como la historia que lleva en ese bulky con tinta negra, gigante como la oportunidad que se nos dio de conocer temas que tal vez en casa eran tratados someramente pues “no lo íbamos a entender”, gigante como la posibilidad de escribir nuestras primeras redacciones, gigante como descubrir que era esa nuestra vocación, gigante como la emoción de revisar tu colección y encontrar que fuiste tú parte de la historia de tu colegio.

Ah sí, mi colección. Al principio odiaba tener que hacerle huecos al papel y semana a semana recopilar las hojas en un fólder de manila con fastener Wingo. ¡Cómo no dejara de salir una semana esta vaina! Y a Dios gracias no dejó de salir un solo lunes, bueno, a veces martes, pero ininterrumpidamente.

Eso es loable, pues recuerdo que si Juanito no iba a estar el fin de semana, lo dejaba terminado el viernes y, claro, nos hacía correr a redactores y directores. Pero eso es disciplina.

Hoy, casado, con un hijo, con una carrera de Comunicaciones hecha y una de Educación por terminar, con los 799 pedazos de la historia del Héctor puedo entender una vez más por qué elegí ser comunicador, pues el ser maestro es parte fundamental de la comunicación, y me doy cuenta que es porque siempre tuve la verdad en mis manos, porque cuando nadie se atrevía a hablar del narco-gobierno, allí estaba la editorial de El Amigo, porque cuando unos fideos pretendieron matar al pantano, allí estaba el testimonio de los alumnos en un artículo contando del plantón frente a la fábrica, porque cuando todos tenían miedo de salir a las calles, allí estuvo la convocatoria a la Marcha de los Cuatro Suyos.

Y hoy, con El Amigo del Ex-Alumno puedo conocer a través de la Web en qué andan esos muchachos con los que crecí, ese que me caía mal, esa por la que me moría, o simplemente del que nunca tuve noticias en el recreo, pero al que veía todos los días de mi vida.

Es fundamental para mi vida profesional y personal esto que están hoy día leyendo –si me publicaron-, puesto que dio a luz a mis ideas, alimentó mi interés por la noticia y la necesidad de estar informado y sobre todo de informar.

Gracias Amigo, por este gigante número, El Amigo 800.

Carlos Enrique Montalván (Prom 96)

*El Amigo, publicación semanal del Colegio Héctor de Cárdenas, ha celebrado sus 800 ediciones. Yo, como parte del equipo editor (sub-director) durante mi época escolar fui invitado a escribir con motivo de este suceso.

CARLOS E. MONTALVÁN

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