miércoles, agosto 10, 2005

Esto es...

El amor es tan grande
que mueve montañas de sal
en medio del agua,
para poder bañarnos
en el océano.

Las arrugas son líneas de vida
que se nos van acumulando
con el paso de la risa.

Una rosa es el pedazo de mi corazón
que quiero que esté a tu lado,
porque fuera de ti se marchita.

La guitarra es una cintura apasionada
que se entrega a quien sepa acariciar
las fibras que la hacen vibrar.

Los zapatos son cárceles de cuero
que no dejan que nuestras huellas
se esparzan con libertad.

La cama es una cómplice de la noche
que recibe cuerpos, algunas veces enfadados,
para distraerlos y hacer que se emborrachen de piel.

Los cuadros son pedazos de mano
que se roban mentes
para hacer creer a otros que entienden
lo que esas mentes
indicaron a ese pedazo de mano.

Las paredes son espacios de aire
llenados discretamente
para que los vecinos no se den cuenta
que acabamos de invadirlos.

La ventana es un paisaje
de lo que te espera
si es que te atreves a ser parte de él.

Los libros son un montón de tinta regada
que se esfuerza por demostrarte
que es algo que alguien
algo de alguien recogió.

El sueño es el miedo
a seguir despierto
para averiguar
qué sucede si no duermes.

La sonrisa es un momento
que alguien captó con su cámara
mientras empezabas a llorar
porque no sabías qué sentir.

La risa es el veredicto
final de una dama
en esos momentos importantes
como cuando terminas de hacerlo
o cuando pretendes iniciarlo.

El mito es un cuento
que se creyó importante
y que no dejó de sacarle en cara
a la fábula que, a él, sí lo encuentran
en las enciclopedias.

El charango es un pobre armadillo
que por no saber cantar
terminó siendo guardián de cuerdas.

Una pena es un pequeño barco que naufragó
entre lágrimas del dolor.

Los bebés son pedacitos de persona
con un corazón tan grande
que te pueden decir con total ternura
Papá.

CARLOS MONTALVÁN

Haga Usted como las vacas, escuche a Ricardo

Aquel que conozca mis gustos musicales, sabrá que respeto cada una de las manifestaciones culturales que a lo largo del tiempo van apareciendo. Disfruto tanto de Beethoven dirigido por von Karajan, como Callejón de un solo caño por Fiesta Criolla e incluso Las seis, una techno-cumbia de Joe Vasconcelos.

En buen cristiano, me gusta la música bien hecha, y mejor si es en su estilo original.

Hay experimentos que no tienen derecho de existir, y sin embargo salen a la venta. Un ejemplo opuesto a ello son las versiones de Un vestido y un amor de Fito Páez; conozco tres de la misma: la original –de Fito-, una por Mercedes Sosa y la última por Caetano Veloso. Ahora bien, digamos que a Fito no se le conoce precisamente por esta hermosa canción, sino por la malhadada El amor después del amor, no por su belleza, sino porque sirvió de soundtrack para la película No se lo digas a nadie, del inefable Jaime Bayly.

Dicho sea de paso, nunca vi la película porque se puso de moda ir a verla, y como no hay cosa que más me reviente que hacer las cosas por moda, pues simplemente opté por no verla.

Continuando con el tema musical, quiero que quede claro entonces que disfruto de la buena música.

Tuve oportunidad de sintonizar un programa de señal abierta en el que presentaban el especial de un…podría decirse cantero, o auto cantor, o cualquier cosa menos músico, compositor o cantante.

Me refiero al bodrio de Ricardo Arjona. Cualquiera que sepa de mí un poquito, sabrá que no hay cosa que más me irrite que una de sus canciones, mejor dicho, composiciones, o mejor aún desvariaciones. Los muchachos de la confirmación saben que pueden pedir que cante cualquier cosa, menos… Arjona. Y me embroman entonando ellos alguno de sus disparates.

En fin, retornando al programa de televisión, en medio de una introducción, magníficamente ejecutada, obviamente por músicos contratados para su recital -y recalco, músicos- en la pantalla salía con orgullo “el cantautor que más discos ha vendido”, y luego algo que me espantó “en el año 1976 reprobó lengua”.

¡Un momento! ¿Se han dado cuenta de lo que ello significa?

Por un lado, me reafirmo en eso de que “best seller” no significa buen trabajo, sino, mejor vendido (aunque algunos dicen betseler), esto es, así como una vez escuché una frase sarcástica que reza: “coma mierda, millones de moscas no pueden equivocarse”, no quiere decir que como muchas moscas la comen, es un buen alimento. Un poco extremo el ejemplo, pero podríamos decir -haciendo un símil directo-: “escuche a Arjona, miles de imbéciles no pueden equivocarse”.

Por otro, si alguien reprobó una materia taaaaan básica como lengua, ¿cómo es posible que se ponga a componer? ¿Se imaginan operarse de la tiroides con un doctor que reprobó sistema endocrino? Pero eso no es lo peor, ¿se imaginan que en el consultorio del mismo doctor haya un cartel que diga: “el doctor Fulano reprobó sistema endocrino, pero muchas personas se han operado de la tiroides con él”?

Desgraciadamente, la idiosincrasia Ferrando está siempre a la vanguardia: “hay que darle lo que le gusta a la gente”

Esta vez no haré un análisis literario de las letras de Arjona, cosa que he hecho muchas veces en clase, cuando alguien osa decir ¿quién es Serrat? Cuando presento alguna de sus creaciones para una motivación, o cuando alguien se atreve a decir que Arjona es un poeta. Solo dejaré sentado que este sujeto indeseable es uno de los más reconocidos “cantautores”, lo cual quiere decir que de música y letra la gente está en la calle.

A escuchar a Susy Díaz, se ha dicho, ya que gracias a que seremos muchos quienes lo haremos, que puede llegar a ser la más importante cantautora peruana.

Dejo a continuación una de sus más recordadas interpretaciones: La arrechazada…
Ese chico de allí, me ha recha, me ha recha, me ha rechazado mi corazoooooon.
Tiene su pin, tiene su pin, pinta de seductor, para mi cu, para mi cu, cuerpo bien hermoso.
Toma mi ra, toma mi ra, ramo de flores, para tu cu, para tu cumpleaaaaaaños.

CARLOS MONTALVÁN