Podría empezar mi artículo comentando que el Día del Maestro se instauró en nuestro país durante el gobierno de Manuel A. Odría, en el año 1953, en memoria de la primera Escuela Normal de Varones fundada un 6 de julio de 1822 por el Libertador Don José de San Martín.
Podría hablar también de lo mal pagados que están hoy los profesores del Estado, de la poca valoración que existe por esta carrera o incluso manifestarme en favor o en contra de la Nueva Carrera Magisterial impulsada por el actual Ministro de Educación. Es más, podría hasta realizar un análisis de por qué existe un porcentaje casi inexistente de alumnos del Santa María que tienen como opción profesional la carrera de profesor.
Sin embargo, todo ello pasa a segundo plano cuando quiero compartir con ustedes el mensaje de la persona más importante de nuestras vidas, de ese hombre que cambió el rumbo de la historia, de aquel quien se merece -por mucho- el título de Maestro.
Me refiero a Cristo Jesús, el Divino Maestro, quien vino a enseñarnos cuál es el modo de vivir conforme a lo que Dios espera de nosotros, quien vino a darnos ejemplo de virtudes, de esperanzas, de cambio de vida. Para nosotros los católicos debería ser momento de reflexionar si estamos dejando que Cristo nos forme. El Acto de Consagración a María reza “forma a tu Hijo en nuestros corazones y haz así de nosotros perfectos colaboradores en tu tarea de darlo al mundo cada día”.
Hermosa frase que le dedicamos a la primera formadora, a la primera creyente, a la primera cristiana, a nuestra madre María. Pero, ¿entendemos realmente qué significa que ella colabore en la formación de Cristo en nuestra propia vida? Es más, ¿estamos dispuestos a dejarnos formar por ella?
Ahora bien, para que mis colegas no se molesten conmigo, pasaré a hablar de ellos, de nosotros. No esperamos regalos ni adulaciones en esta fecha, no esperamos frases bonitas ni poemas. La verdadera forma en la que sabemos que estamos siendo buenos en nuestro trabajo es viéndolos crecer como seres humanos íntegros, construyendo su propio conocimiento, sabiendo que tienen una sed insaciable de conocimiento que nos obligue a exigirnos cada día más y prepararnos mejor para estar a la altura de sus preguntas.
Debo recordar también a mi amiga Amalia Laos, de quien conmemoraremos un año de su partida a la Casa del Padre el miércoles 8. Ella, cuando llegué a Media Baja para dictar Religión en inglés, se preocupaba por preguntarme cómo me iba, cómo me sentía, si tenía alguna duda, si me estaba yendo bien. Hoy Amalita te agradezco eso, ya que no tuve tiempo de decirte lo mucho que significaban tu generosa sonrisa y tus constantes cuidados. Desde aquí un homenaje a ti en el Día del Maestro.
Para terminar, quiero hacer de conocimiento general que el Congreso de la República nos ha hecho llegar una noticia muy importante: la Ley 29366 promulgada el 28 de mayo, que permite el ingreso gratuito de alumnos de inicial hasta universitarios los primeros domingos de cada mes a museos y lugares históricos gerenciados por el Estado, ha sido impulsada por una iniciativa de cinco alumnos de III de Secundaria de nuestro colegio. Este es el mejor homenaje para nosotros como maestros, saber que no son el futuro de nuestro país, sino que son el hoy y el ahora, el presente que necesita nuestra sociedad.
Gracias muchachos por colaborar con nuestra alegría de ser maestros.
CARLOS E. MONTALVÁN
*artículo redactado para le edición 71 del Boletín Oficial 2009 del Colegio Santa María Marianistas
viernes, julio 03, 2009
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2 comentarios:
Muchos saludos Carlos a ti y a Vanesa. En particular porque no sólo son maestros de otros sino de los suyos también.
"A esa legión heroica y sencilla que con su labor silenciosa e infatigable está destinada a elevar a la cumbre el prestigio de nuestra nacionalidade... humildemente dedica PACARMON".... asi comenzaba el viejo, un hermoso poema dedicado al maestro, felicitaciones a todos ellos, a los que nos enseñaron, a los que todavia nos enseñan, a los que conviven con nosotros.
Cariños mil
JEM
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